El uso continuo y creciente de diversos metales pesados y plaguicidas, que a menudo tienen una vida muy larga, está dando lugar gradualmente a cargas muy elevadas cuyo alcance no se puede estimar.
Cuando se habla de contaminación del agua, la mayoría de la gente piensa en las aguas residuales urbanas y, por lo tanto, en las heces. De hecho, pueden conducir a la eutrofización, desencadenar el crecimiento de algas y proporcionar agua sin oxígeno. Esto apesta, produce montañas de algas en la costa y empobrece el mar. Alrededor de las Islas Canarias, sin embargo, las aguas residuales urbanas sólo tienen un efecto menor, ya que la dilución en las grandes masas de agua bien mezcladas por las corrientes es enorme. (Sé de lo que estoy hablando, después de todo hice mi tesina sobre ello en Tenerife.) Un problema mucho mayor son los diferentes venenos duraderos de la industria y la agricultura:
Entre los diferentes animales que se encuentran al final de la cadena alimentaria, las ballenas y los delfines son muy sensibles a la contaminación con metales pesados y compuestos orgánicos liposolubles altamente persistentes como los hidrocarburos policlorados (DDT, PCB) o los productos de la industria de procesamiento de petróleo (PAH). Las toxinas se acumulan en la materia orgánica, los plásticos, el lecho marino y el ecosistema en su conjunto, entran en la cadena alimentaria a través de los filtradores y comedores de sedimento y, tras ser enriquecidas por una serie de organismos, terminan con altas concentraciones en los cetáceos.
Allí se almacenan en los tejidos grasos y en ciertos órganos. Las hembras ya dan a los recién nacidos una gran carga de toxinas liposolubles a través de la leche materna que contiene hasta un 40 % de grasa y ellas mismas se desintoxican en el proceso. El primogénito recibe la mayor carga de «regalos» no deseados, ya que muchas toxinas se acumulan durante el período de tiempo largo de la adolescencia, por lo que las concentraciones más altas pueden encontrarse en los primogénitos y en los machos adultos que nunca sueltan su propia carga de toxinas.
Las altas concentraciones de compuestos orgánicos de cloro de pesticidas y plastificantes plásticos y sellantes se han asociado con errores reproductivos, epidemias virales, desnutrición y enfermedades infecciosas. Estas sustancias están sujetas a estrictas restricciones o incluso prohibiciones en la legislación europea con respecto a su uso y concentraciones en el agua. En las Islas Canarias no se han elaborado disposiciones específicas, como ha criticado la Unión Europea desde al menos 1998.
PCB (bifenilos policlorados):
Uso: hasta los años 80, por ejemplo, en aceites aislantes en transformadores, como fluidos hidráulicos y plastificantes para pinturas, selladores de juntas en bloques de apartamentos y plásticos, y como fluidos dieléctricos.
Prohibición/ continuación de uso:
Las sustancias utilizadas en edificios de los años 50 a 90 se van desomponiendo poco a poco y terminan en aguas subteraneas y finalmente en el mar. El Convenio de Estocolmo sobre la Prohibición y Restricción de los Contaminantes Orgánicos Persistentes fue ratificado por muchos países en 2004, y para 2028 todas las existencias deberían haber sido destruidas.
Efecto nocivo: son disruptores endocrinos, influyen en la fertilidad.
Valores límite: para los cambios en el útero de las focas y para las alteraciones profundas de la reproducción en la foca anillada, respectivamente, se indican 9 y 41 µg/g lw (Helle, E., Olsson, M. & Jensen, S. PCB levels correlated with pathological changes in seal uteri. Ambio 5, 261–263 (1976)).
Valor límite FDA (Food and Drug Administration US) para la ingesta dietética: 3 mg/kg en carne cruda (en base a grasa, “action level“)
Canarias: Los delfines mulares (Tursiops truncatus) son los principales amenazados por los PCB, debido a su estilo de vida costera. 17 µg/g lw se consideran cuestionables, los valores medios de 28 µg/g lw en Canarias son significativamente más altos que esto. Incluso los delfines moteados (Stenella frontalis), que viven lejos de la costa, muestran un valor medio de 12,1 µg/g lw.
Un triste descubrimiento fue hecho por los científicos a partir del varamiento de una orca (Orcinus orca), que sólo tenía 20 años y era infértil: El contenido de bifenilos policlorados en su tejido graso era 20 veces más alto de lo que generalmente se considera seguro para las ballenas. Este animal bastante joven nunca tuvo un bebé y el resto de su grupo no ha dado a luz a ninguna cría en los últimos 20 años.
Aunque los PCB han sido parcialmente prohibidos desde la década de 1980 y prohibidos internacionalmente en 2011, el agua contaminada todavía se filtra de los vertederos al mar y cuando se derriban los edificios viejos se liberan nuevas cantidades en el medio ambiente.
Los períodos de semidesintegración, es decir, los intervalos en los que la mitad de una cantidad existente puede degradarse, son de varias decenas de años para muchos fenilos clorados.
DDT
Uso: pesticida muy conocido hasta los 80.
Prohibición/ continuación de uso: Prohibido por el convenio de Estocolmo. El DDT sigue utilizándose en la actualidad en la lucha contra la malaria, por ejemplo, fumigando salas dos veces al año con él. (En situaciones de plagas se puede solicitar el uso de las sustancias «prohibidas». En los ultimos tres años el número de las solicitudes en España se ha triplicado)
Efecto nocivo: El DDT y sus productos de degradación tienen un efecto sobre las ballenas y los delfines principalmente a través del efecto similar al estrógeno y el cambio asociado en la distribución de género a favor de las hembras. El efecto más llamativo que contribuyó a la prohibición de la sustancia fue la reducción del grosor de la cáscara de huevo de las aves (The silent spring, Rachel Carson).
Valores límite: La mejor puesta en relación para mí se puede encontrar en la página de Wikipedia (https://de.wikipedia.org/wiki/Dichlordiphenyltrichlorethan): La carga media de DDT de la leche materna en Alemania Occidental disminuyó de alrededor de 1,910 µg/g de grasa a 0,367 µg/g de grasa entre 1980 y 1994.
OMS: 5 µg/g de grasa en la carne de mamíferos y mamíferos marinos respectivamente.
De particular interés es la cantidad de DDT detectada en 2018 en los delfines manchados de las Islas Canarias. El 45 % de los delfines manchados de las Islas Canarias contienen cantidades superiores al valor límite más bajo para el DDT de 9 µg/g lw indicado en la bibliografía. Los autores del siguiente estudio recomiendan estudios más detallados y la protección de la población canaria de delfines manchados.
El efecto secundario «positivo» de los enormes procesos de mezcla, que también pusieron fin a la eutrofización, también podría aplicarse a los venenos. Sin embargo, las toxinas aquí mencionadas son tan extremadamente duraderas y además se acumulan en las superficies de plástico y aumentan su concentración paso por paso en la cadena alimenticia que no es posible estimar a largo plazo las consecuencias.
Bibliografía:
Levels and profiles of POPs (organochlorine pesticides, PCBs, and PAHs) in free-ranging common bottlenose dolphins of the Canary Islands, Spain. Natalia García-Alvarez , Vidal Martín, Antonio Fernández, Javier Almunia, Aina Xuriach, Manuel Arbelo, Marisa Tejedor, Luis D. Boada, Manuel Zumbado, Octavio P. Luzardo; 2014
Contamination status by persistent organic pollutants of the Atlantic spotted dolphin (Stenella frontalis) at the metapopulation level. Paula Mendez-Fernandez, Satie Taniguchi, Marcos C.O. Santos, Irma Cascao, Sophie Querouil, Vidal Martín, Marisa Tejedor, Manuel Carrillo, Carolina Rinaldi, Renato Rinaldi, Rosalinda C. Montone, 2018. Environmental Pollution, 236: 785-794.
Petroleo:
Las manchas de petróleo que flotan en la superficie del agua no pueden ser evitadas por los mamíferos marinos y el crudo penetra en sus vías respiratorias. La mayor proporción de hidrocarburos aromatizados no es consequencia de grandes derrames de petróleo, sino que fluye continuamente desde los hogares y la industria hacia el mar.
La perforación de pozos libera lodos contaminados con metales pesados al medio ambiente, lo que mata todo en un radio de 500 m, y la operación continua de un pozo de petróleo libera 100 l por cada mil toneladas, mientras que las centrales de combustión de petróleo liberan grandes cantidades de mercurio a la atmósfera, que luego caen al mar. El mercurio y otros metales pesados afectan principalmente a la reproducción.
Frente a las costas de Fuerteventura, en enero de 2015, se detuvo la perforación petrolífera con las siguientes palabras: Hay petróleo y gas, pero no en la calidad y cantidades para considerar una futura explotación. El Gobierno español, en contra de la voluntad de la Comunidad Autónoma de Canarias, se había pronunciado anteriormente a favor de la extracción de los yacimientos. Ahora suena irónico que, a finales de 2017, los marroquíes empezaron con nuevos sondeos. A sólo 50 km de la costa de Fuerteventura y Lanzarote, se reanudará la perforación.
